Sin duda, dentro de las muchas cosas que los Xalapeños tenemos por presumir es el apartado que corresponde a nuestros parques y de esos en Xalapa tenemos de chile, de dulce y de manteca, cada uno con historias fascinantes que nos van ayudando a entender la historia de nuestra querida Xalapa.
En esta ocasión y que mejor que de la mano del Cronista de la Ciudad. Nuestro amigo el Mtro. Vicente Espino-Jara, desde su pluma nos cuenta un poco de la historia de uno de los parques consentidos de Xalapa, el Parque Juárez.
Parque Benito Juárez.
Afamado jardín público configurado en tres secciones.
Una crónica de Vicente Espino–Jara.
En la configuración urbana novohispana del sitio donde se localiza el actual parque en nuestra ciudad capital, se erigió en el siglo XVI un monasterio consagrado a la natividad de María de la orden franciscana.
300 años después en pleno gobierno republicano se expidieron las leyes de desamortización de los bienes eclesiásticos cuya reglamentación permitió al gobierno darle otro uso –de beneficencia o instrucción pública– a los inmuebles nacionalizados e incluso muchos de ellos fueron cedidos a los ayuntamientos, como fue el caso de Xalapa en diciembre de 1876, cuándo los ediles del ayuntamiento (Francisco P. César, Carlos Bouchez, Guillermo Pasquel, Bernardo Sayago, Pedro R. Coronel, Ignacio Batancourt, Pedro de Landero y Cos, Francisco P. Mora y Daza, como Francisco J. Mateos) encabezados por el alcalde Francisco Goyri anhelaban edificar un mercado formal en la ciudad con el apoyo de inversionistas porteños representados por el polémico político veracruzano Manuel Díaz Mirón.
En una segunda etapa y dejando de por medio un gran corredor se ampliaron y prolongaron los jardines hasta la colindancia con el Palacio Cantonal residencia administrativa del ayuntamiento desde 1885 hasta ocurrido el sismo de1937. Al centro de este crecimiento se instaló en 1919, el admirable busto del ex gobernador Juan Enríquez, figurado en mármol por el escultor xalapeño Fidencio Lucano Nava y por ese honroso motivo a esa nueva sección le denominaron –Parque Juan Enríquez, en tanto el andador central que dividía ambos parques –Juárez y Enríquez– fue embellecido con un espléndido conjunto de pérgolas chinescas que perduraron hasta los años treinta.
Al iniciar la década de los treinta el prestigiado escultor xalapeño Enrique Guerra, como el senador Abel S. Rodríguez y el gobernador Adalberto Tejeda en colaboración con el ayuntamiento promovieron con el Ing. Pascual Ortiz Rubio, Presidente de la República, la donación de cuatro esculturas representativas de las virtudes cardinales realizado en 1910, para colocarlas en un sitio privilegiado el ayuntamiento contrató al artista plástico e ingeniero de origen veneciano José Borgognoni, quien diligentemente ejecutó la obra que se adicionó al parque Juárez el 13 de diciembre de 1931, a manera de su tercera ampliación que fue inaugurada con el nombre –Paseo del Ayuntamiento– en la que se incluyeron escaleras de acceso a la terraza central, una fuente espejo en la que confluían andadores bellamente ajardinados, incluso un área de juegos infantiles en el punto donde estuvo el jardín de niños Juan de Dios Pesa al que después se le cambió el nombre por Virginia Aguilar.
En 1946, a iniciativa del gobernador Adolfo Ruiz Cortines, ese lugar en particular cambio su denominación por –Paseo de la Constitución– al que tres años antes –1943– se le había adicionado una estatua del Ing. Agustín Díaz, fundador de la Comisión Geográfico Exploradora.
Fue hasta 1963, que se develó la estatua monumental en bronce de Benito Juárez, –con sus singularidades– obra del escultor Juan Olaguíbel, instalada sobre una simbólica tribuna erigida con piedra natural, mientras en el antiguo pedestal al que hicimos mención en la primera sección del parque se sustituyó el citado busto con otro de Francisco I. Madero.
En 1979, a iniciativa del presidente municipal Lic. Rubén Pabello Rojas, el ayuntamiento incorporó al hemiciclo de la virtudes una reproducción de la cuarta escultura faltante –Templanza– labrada por el desaparecido Mtro. Armando Zavaleta León (1943–2016), y en mil novecientos noventa y uno con motivo del 200 aniversario del nombramiento de Villa, el citado jardín fue designado por el ayuntamiento como –paseo del cronista Rubén Pabello Acosta–.
En ciento treinta y un años el parque a tenido múltiples adecuaciones y usos, lo mismo hubo derramamiento de sangre en las epopeyas revolucionarias, o kilos de confeti para coronar reinas de festivales, fiestas carnestolendas, escuchar serenatas con la legendaria banda de música, sitio de diversas exposiciones hasta el modesto escenario sensible y perfumado por los jazmines –ahora ausentes– que inspiraron al maestro Juan S. Garrido para componer el himno de la ciudad: Noche de Luna en Xalapa.
En materia de obras en 1973, el gobierno del estado con el empeño de solucionar el tema de la movilidad vial construyó en la parte baja del parque el paso a desnivel cuyo proyecto y dirección estuvo a cargo del Arq. José Miguel Torres Cházaro.
Otra obra de singular importancia es el centro cultural “Ágora de la Ciudad” fundada en 1979, para divulgar las múltiples expresiones de la cultura universal al abrigo de elementos arquitectónicos novohispanos del desaparecido convento que ahí se resguardan y exponen.
Atención aparte merecen las variedades de árboles ahí plantados aparte de los ya mencionados que contribuyen a armonizar el entorno y que sobresalen por su altura como la lengua de pájaro, el olmo, las hayas (platanus mexicana), las palmas reales y las jacarandas acompañadas de especies de ornato propias de la región como listoncillos, gardenias y coquetas, así como la magnífica reproducción escultórica en bronce del “Esclavo Moribundo”, cuya obra original fue realizada en mármol por Miguel Ángel, en el año de 1513 a petición del Papa Julio II y que actualmente se exhibe en el museo del Louvre en París, otro personaje al que con un bien elaborado busto se honra con justicia es al Ing. Luis Gregorio Rendón Cerón, quien contribuyó substancialmente con inteligencia y profesionalismo al desarrollo urbano de la ciudad.
Apreciables lectores, los declives irregulares en la topografía del suelo le fueron favorables e idóneos al parque para conformarlo integralmente, su diseño a base de terrazas o niveles funcionan como miradores perennes que permiten al paseante apreciar y disfrutar el paisaje del sur de la ciudad tal y como lo describió en febrero de 1804, el científico Alexander von Humboltd, siempre coronado por los volcanes del pico de Orizaba y al poniente el cofre de Perote como lo constatamos cuándo le caminamos o disfrutamos su armonía estética, incluso a través de innumerables fotografías, pinturas y tarjetas postales que encantan a propios como visitantes.
Finalmente no se puede omitir que recientes administraciones municipales le añadieron un Tobogán en la forma mítica de Quetzalcóatl (2017) y una Pérgola de estructura metálica (2021), con lo que se menoscabó la unidad estética y arruinaron su configuración integral y centenaria.
Pero ¡nunca será tarde para revertir el agravio! Por lo pronto este gobierno municipal sensato de su responsabilidad social lo ha iluminado y embellecido para que las familias le hagan suyo y lo disfruten.
Créditos fotos antiguas: A quién corresponda / Fotos color: El estridente