Aprovechando los 40 pesos que nos sacamos en el melate y con el pretexto de sacarle brillo al viejo mocasín es como llegamos al Parque Juárez. Y es que espero estén de acuerdo con nosotros, pero no hay silla más cómoda que la de un viejo peluquero o la de un experimentado betunero.
Sentado en la comodidad de las alturas y con la excusa de platicarte un poco de la historia de los boleros del Parque Juárez es como llegamos con nuestro amigo José de Jesús Martínez López.
Más de 50 años dando bola que ya poco voltea al cajón de los instrumentos, de las épocas pasadas don José recuerda mucho ya que fue su padre don Encarnación Martínez, uno de los primeros boleros en llegar al Parque Juárez allá por 1955.
Con cajón de mano y silla de doblar era como antiguamente los encontrabas, unos se ubicaban a unos cuantos pasos de aquí, eran las épocas del Parque Lerdo y otros se agruparon en el puente del Xallitic, con el pasar de los años el parque desapareció y con ello la necesidad de una nueva ubicación, la mudanza fue práctica, rápida y sencilla, solo cruzando la calle. La voz se corrió y pronto llegaron los que emigraron de la zona del Xallitic.
Es así como un día el Parque Juárez despertaría con nuevos inquilinos, dispuestos con el mismo cajón y la misma silla se fueron acomodando viendo de frente al Palacio Municipal.
Por muchos años el Parque Juárez ocupo un sitio importante para todos aquellos que trabajaban, llegaban o viajaban, su cercanía con la antigua terminal del ADO convertía al parque en una muy cómoda y funcional sala de espera, comercialmente fueron las épocas de oro, por montones la gente entraba y salía del parque, nunca faltó el cliente ocasional que aprovechaba matar el tiempo con una buena lustrada. La terminal cerro y la vida del parque cambio, los betuneros que trabajan en la estación se acomodaron en el parque ocupando las últimas vacantes disponibles en la historia del Juárez.
La plática se pone buena y nuestro amigo Jesús no lleva ni medio zapato así que tiempo nos da para llegar al inicio de los 80s, época en la que globeros, voceadores y betuneros se les obligaba a pagar impuestos, decreto que logra exceptuar el entonces alcalde Lic. Manuel Fernández Ávila motivo por el cual se crea un padrón en donde se incluía a 24 betuneros.
Con el gobierno de Miguel Alemán Velasco llegarían los primeros carritos boleadores a Xalapa los cuales traían torta bajo el brazo ya que unos años después, durante el periodo de Fidel Herrera la flotilla sería renovada.
Flamantes como en sus mejores épocas, pero trabajando a marchas forzadas, algunos de esos antiguos carritos siguen dando sus servicios por un costado del Mercado Jáuregui, en la calle de Tamborrell y otro en la entrada al Hotel México.
De regreso al Parque Juárez pero ahora situados en la época de la administración de Elizabeth Morales García (2010-2013) llegaría uno de los cambios más importantes, necesarios y significativos en la imagen y dinámica del parque. A los comerciantes que por años atendían como podían se les doto de unos dignos y bien dotados puestos y a los betuneros de unos modernos y cómodos carritos, mismos que a la fecha vemos y lugar donde ahora cómodamente sentado nos encontramos. Es también, durante esta misma gestión donde a los betuneros se les reubica, dejando los frentes del Palacio Municipal para acomodarse por un costado del Palacio de Gobierno y parte del corredor que conecta con el Ágora y el mirador.
Formados por orden de historia, es decir, del más viejo al más nuevo es como desde el 2013 a la fecha los encontramos. Nosotros estamos en el primer carrito y a leguas se nota la experiencia del oficio, no por nada don José inicio desde los 11 años, a cajón en mano y cuando la boleada era de a pesito.
Muchos años pasaron para que en 1986 don José se ocupará como el líder del sindicato de betuneros en Xalapa, puesto que a la fecha conserva, mucho de lo que hasta ahora contamos de esta antigua y honorable agrupación, se debe en gran medida a las gestiones que desde su llegada don José encabezó.
Por muchos años, en los desfiles cívicos, uniformados a la altura de la ocasión, los betuneros eran de las agrupaciones más queridas y aplaudidas.
Aunque siempre han recibo apoyo de todos los alcaldes y no de todos los gobernadores, con especial mención recuerdan las épocas de Américo Zúñiga Martínez como alcalde y del tío Fide por supuesto como gobernador. “Nadie nos apoyó como ellos, recibíamos despensas, vales, uniformes, además, eran también, nuestros amigos y clientes frecuentes”.
Desde antes de la llegada del viaducto los betuneros ya estaban ahí, vieron llegar el piso nuevo al parque, algunas fuentes, el Ágora y las variadas escenografías que por años el Juárez tuvo, incluyendo su antiguo estanque con patos y uno que otro busto y monumento.
Con la misma suerte que tienen los viejos oficios, el de los betuneros le corren tiempos difíciles, sin embargo, aún en nuestros diarios rondines por el centro de Xalapa a más de uno saludamos.
Así como era antes, en el puente del Xallitic otro grupo de betuneros de cajón.
Con los mocasines casi como nuevos y con la ligera sospecha que nuestro amigo José tiene rato que ya terminó nos despedimos de ustedes agradeciendo siempre a nuestros amigos betuneros Jesús Villalobos, Aarón Hernández, Erick Bonilla, Pablo castro, Ángel Romero, Sabino Hernández, Luis Adrián, Eric Martínez, Samuel Martínez, Pedro, José Alberto Hernández, Víctor Hernández y don José de Jesús Martínez López, quienes diariamente y desde hace muchos años esperan tu turno.
No es por presumir pero no hace mucho tiempo los saludos y las pláticas habituales se convirtieron en una amistosa coincidencia.
Ya regresaremos… !
Saludos Xalapeños a todos.