No se trata de cualquier rosca porque tampoco es cualquier panadería, son casi 100 años los que avalan el noble y casi extinto oficio de hacer pan, estamos hablando de ese pan que tanto nos gusta a nosotros lo Xalapeños, el que sabe y huele a tradición, el que se empieza a preparar desde la madrugada y se termina de cocinar en horno de leña iniciando ya la mañana.
No hay vuelta de hoja ni puntos a debatir, para hablar de una panadería tradicional en Xalapa son cinco los requisitos indispensables que se necesitan: rondar los 100 años, haber heredado el oficio del abuelo, orgullo de ser panadero, hornear con leña y por supuesto estar ubicado en alguna calle o barrio típico de la ciudad.
De la que hoy te hablamos cumple por mucho los requisitos, se ubica en la calle de Progreso 23 en la Col. Belisario Domínguez a unos pasos de la vieja callejuela de la Sexta de Juárez.
Aquí pocas cosas han cambiado ya que cuando de oficios se trata no hay margen para los inventos y en este caso para las nuevas recetas, aquí no hay espacio para la rosca rellena de crema pastelera, nutella o queso crema con mermelada, tampoco las hay cubiertas de galletas y bañadas en chocolate, importante aclarar que no tenemos nada en contra de tan irresistibles, dulces e innovadoras creaciones, al final de cuentas eso ya es harina de otro costal, aquí la rosca se prepara igual que hace casi 100 años, no hay secretos, lleva harina, huevo, canela, azúcar, levadura, acitrón rojo y verde y se acompaña de 3 muñequitos estratégicamente escondidos unos de otros.
Su preparación parece sencilla y más cuando los ingredientes se van incorporando al puro ojo del buen cubero, aquí las básculas y las medidas ni falta que hacen, con la maestría que solo dan los años el maestro panadero Fidel Morales Rivera con increíble precisión va escondiendo los muñequitos en la masa que previamente preparo y dejó reposar, después da forma y decora, agregando por encima unos brochazos de leche clavel, engrasa la charola y se va al “zarzo” el cual es un cuarto caliente ubicado en el techo del horno, ahí la rosca empieza a trabajar, después de unos 50 minutos las roscas están listas para ser horneadas.
Por un lado del horno, la leña y las brasas están listas y por el otro, las roscas se van acomodando una por una para hornearse todas de un jalón, no hay tiempo para mucho, unos minutos y entra la pala para cambiarlas de lugar, las de atrás para delante y las de la derecha para la izquierda, unos minutos y van para fuera, se acomodan en hileras y se dejan reposar un mínimos de 8 horas, después de ese tiempo la rosca de reyes está lista.
Las historias de negocios tan longevos y tradicionales como el de esta panadería forman también personajes, en este caso se trata de Don Ángel Libreros “Mingo” quien fuera hijo de Don Agustín Libreros Hernández primer dueño y maestro panadero. Por años Don Mingo estuvo a cargo ganándose también el cariño y respeto de los vecinos, se le recuerda como un hombre alegre y religioso.
Actualmente la panadería es administrada por nuestro amigo Don Víctor Libreros, quien con orgullo nos presume que sus roscas y pan han llegado por encargó a Estados Unidos, Polonia, Chile, Venezuela, Costa Rica, Alemania y Brasil.
Olvidando que cada día las viejas panaderías pasan por el momento más difícil de su historia, insistimos y te dejamos de nuevo su dirección. Calle Progreso no 23 en la Col. Belisario Domínguez, entrando por la calle de la gasolinera de los Tecajetes, no hay pierde, por ahí todos las conocen.
En este último banquete navideño date el gusto y acompaña tu chocolate con una rosca rellena de 100 años de tradición, recuerda que la rosca es mediana, cuesta $120 pesos y trae 3 muñecos.
Saludos Xalapeños a todos, buen provecho, suerte con el muñequito y feliz día de Reyes.