No es de sorprenderse que un edificio casi tan antiguo como la misma ciudad nos cuente con sus detalles y curiosidades gran parte de su historia.
Hoy, no muy puntual, pero lleva muchos años dándonos la hora, nuestro amigo Juan Pablo Medina nos narra, en una de nuestras ediciones impresas, un poco de la historia del reloj de nuestra Catedral Metropolitana.
En 1778 un arquitecto Xalapeño del cuál una calle lleva su nombre, ayudo a la instalación del reloj, se llamó José María Alfaro Guiles.
El reloj fue traído especialmente desde Londres, Inglaterra, durante muchos años fue considerado el más bonito reloj de toda la Nueva España. Algunos años después de su instalación, el reloj dejo de funcionar, siendo nuevamente el Arq. Alfaro el encargado de repararlo y echarlo andar.
En 1814 parte del engranaje se rompió, por lo que se necesitó una compostura mayor, la cual realizó un hombre llamado Ignacio Romero. Diez años más tarde, en 1824, la base del campanario se tuvo que componer ya que el peso de las campanas afectaba el funcionamiento del reloj.
No es casualidad que en algunas fotos aparezca en la carátula la leyenda “centenario”, ya que en el año 2002 el reloj sufrió su última modificación importante, fue prácticamente reconstruido. Una empresa poblana llamada “Relojes Centenario” fue la encargada, de ahí el nombre
Cada día que pasa cuesta más trabajo poner la hora en punto, no deja de ser un reloj viejo, de mecanismos pesados, que no resisten mucho a los antiguos cambios de horario, sin embargo aún puede ser visto desde muchos puntos de nuestro Centro Histórico, si quieres ser puntual, no te confíes mucho.
Saludos Xalapeños a todos, desde la torre inconclusa de Catedral, siendo las 9:36 y todo sereno.
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Mil gracias: