No solo se trata de uno de los vestigios más antiguos e importantes de la ciudad, es también el más escondido. No exageramos en decir que todo lo que hoy conocemos de Xalapa, surgió alrededor de este vivo y atrapado manantial de la calle Landero y Coss en Xalapa.
Antes de que Xalapa fuera Xalapa el territorio se encontraba ocupado por diferentes barrios, cada uno con su natural brote de agua incluido. De tal forma que a lo largo de la ciudad encontramos al Barrio Mágico del Xallitic y sus lavaderos más vivos que nunca, el Tlalmecapan y su cercanía con el Chorro de San Pedro y a unos minutos de ahí, inexplicablemente desperdiciado, se localiza el céntrico manantial que dio vida al Barrio de Tecuanapan.
Del antiguo Barrio del Techacapan, hoy Barrio de San José, mucho se sabe, vio llegar al Antiguo Camino Real (hoy Xalapeños Ilustres y Enríquez) y a la primera escuela de la ciudad, incluyendo la maravillosa historia de su fundador Manuel de Boza, fue testigo de gestas heroicas y también de historias de amor y beneficencia, se formaron comercios y se hizo comercio, también aquí nacieron personajes ilustres, escritores, ingenieros, políticos, poetas y artistas y un poco antes de que el tiempo pasara, desde las alturas, se habría de construir una de las más bonitas Iglesias de la ciudad, La Iglesia de San José.
Sin embargo la grandiosa historia que rodea a este barrio le jugaría una mala pasada a su aún caudaloso manantial. Desde sus inicios el terreno que rodea a la vieja bóveda de agua poco a poco se fue condenando, perteneció a particulares, mismos que deciden en 1777 la construcción de una pila y una fuente pública alrededor del manantial. Quizá el antecedente más antiguo que se tenga, es la historia de sus extintos lavaderos, mismos que tiempo después cedieran su lugar a lo que es hoy la empinada calle de Landero y Coss. Amigos y vecinos de la calle nos cuentan que por aquí pasaron comercios, mercados, oficinas y hasta una arena de box, después llegaron sus casas, dejando atrapado entre sus patios al Techacapan.
Es así, como sabiendo de su existencia, caímos en la tentación y fuimos a conocerlo, la suerte nos ayudó con el acceso ya que el manantial del Techacapan se ubica escondido en el patio trasero del inmueble que hoy ocupa las oficinas del INPI.
El sonido fuerte de su caudal nos avisa el lugar exacto, en una piedra volcánica, casi tan vieja como la misma ciudad se lee y se distingue con dificultad, la fecha de 1777 y la leyenda, que con esfuerzos interpretamos y que dice: “Obra que para bien del pueblo, consagraron sus albaceas”.
Como lo mencionamos anteriormente el manantial del Techacapan llegó antes de todo lo que hoy lo rodea, fue uno de los afluentes naturales más importantes de Xalapa, junto con los manantiales del Xallitic y el hoy Parque de los Tecajetes, el del Techacapan vivieron su esplendor en la época del Xalapa Virreinal.
Es así como esta añeja bóveda de agua no logró soportar los embates del tiempo y la modernidad, quedando atrapado y quizá condenado al olvido, difícil creer que a tan solo unos minutos de aquí, los manantiales del Xallitic y del Parque Los Tecajetes, esplendorosos permanecen, uno convertido en Barrio Mágico de México y el otro en uno de los parques más bonitos de Xalapa.
Hoy, el viejo Manantial del Techacapan, tan retacado de historia, increíblemente se encuentra convertido en el lavaplatos y área de comedor de la oficina antes mencionada.
Poco o mucho, pero algo se tiene que hacer, quizá un buen ejercicio sería el de empezar por el céntrico y camuflajeado Manantial del Tecuanapan, al final, ese también, aún nos pertenece.
Saludos Xalapeños a todos, desde el corazón del Techacapan.
Mil gracias: